La mejor característica de un emprendedor.

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El otro día estaba reunido con unos clientes discutiendo sobre los mejores criterios para definir un buyer persona. Repentinamente, llegaron unos amigos de ellos. Luego de las presentaciones de rigor y explicar a qué me dedicaba y, sin mucho más preámbulo, me preguntaron sobre lo que yo consideraba más importante al momento de encarar un proyecto en un lugar, tan particular como lo es la Argentina.

Las posibilidades de respuesta ofrecidas eran:

Casualmente, ya había estado trabajado anteriormente en esta misma cuestión.

Saber técnico vs. Saber de negocios.

El saber técnico es imprescindible. Sin esto, ningún proyecto tendría una gran expectativa de vida. Ordenando jerárquicamente los componentes necesarios para emprender (y suponiendo que este país fuera normal) estaría en el puesto nro 1.

Sin embargo, vivimos en Argentina, lugar especial si los hay, donde el conocimiento es valioso pero muchas veces no es lo más importante. No me alcanzan los dedos de las manos (y un pie) para contar los proyectos con productos/servicios innovadores que no pudieron superar los dos años de vida porque los fundadores creían que lo único necesario era el saber específico de lo que querían llevar adelante.

De la misma manera, el conocimiento del mundo de los negocios o de gestión es muy importante. Sin importar el área o sector en el cual se va a desarrollar el proyecto, este tipo de saber es que lo va a modelizar, aquel que lo va a “hacer terrestre”.

La gente de este mundillo es necesaria para que una idea se transforme en proyecto y éste, en emprendimiento. Y si todo sale tal cual lo planeado (y el gobierno de turno no propone una doble indemnización o alguna de sus geniales ideas), se pueda llegar al estadío de “empresa”. Más allá de esto, construir un edificio sin un arquitecto, no es para nada recomendable. El conocimiento técnico sigue siendo imprenscindible, aunque seamos los mejores administradores. Dicen que la unión hace la fuerza y en este caso se confirma, la conjunción de ambos saberes es lo recomendado.

Tomando en cuenta como venía la conversación hasta ese momento, la respuesta lógica a la pregunta que me hicieron al principio, parecería ser la 3…. Pero no.

Pensemos en un proyecto que no tenga la ambición de ser el próximo unicornio, sino algo más alcanzable, tal vez algo de nicho. Y, aunque su posible audiencia no sea enorme y/o su potencial de facturación inicial no se calcule en 10 cifras, puede tener un plan de negocios envidiable.

En pos de la búsqueda de gente que pueda generar valor a la idea, uno comienza a hablar con muchas personas. Como es esperado, todo el mundo va a dar su opinión y es probable que la gran mayoría no sea muy positiva. Todo el mundo se convierte en Peter Drucker, aunque sin su conocimiento y mucho menos su experiencia. Es sabido que el argentino es un gran opinólogo, avezado vertedor de juicios indiscutibles, sumo analista de cuestiones corporativas.

En esta situación, también se aplica la regla del famoso economista Pareto, ya que el 80% de lo que vas a escuchar son boludeces, mientras que el 20% restante pueda ser un aporte a tu idea (probable pero no seguro). Hay que aprender a filtrar.

La autoconfianza y convicción en el proyecto serán muy buenos aliados para no desmoralizarte. La persistencia y tenacidad serán imprescindibles para seguir adelante. Con el tiempo (recordemos que desde el momento de la concepción de la idea hasta que empiece a materializarse, pueden pasar 2 años) aparecerá un concepto que ahora está de moda, la resiliencia.

Resumiendo…

En síntesis, respondiendo a la pregunta inicial sobre qué era lo más importante para convertirse en emprendedor en Argentina, la única respuesta que se me viene a la mente es HUEVOS (u OVARIOS, depende el caso).

Estos lindos amiguitos que nos acompañan toda la vida, le ganan a los dos saberes que hablamos al inicio, porque son los que te van a permitir poder sortear todo tipo de obstáculos, ya sean técnicos, ambientales y económicos, como así también, te van a dar la fuerza para aprender las cosas que sean necesarias para seguir adelante y los que, continuamente, van a estar empujando para imprimir celeridad a un proceso que muchas veces te va a parecer de hule.

Con lo cual, el saber, en cualquiera de sus formas, es importante. Pero al principio de todo, cuando el proyecto está intentando salir de la oscuridad, tiene que ser acompañado por algo que no te da la educación formal pero sí te lo enseña el transitar por este bendito país que nos alberga.